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Profundicemos en la indulgencia plenaria 

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Fotografía
Diseño VEE

El año jubilar trae consigo la oportunidad de recibir la indulgencia plenaria, un regalo propio de este tiempo jubilar que nos mueve a una renovación del corazón

Compartimos con toda nuestra comunidad arquidiocesana una propuesta muy sintética de algunas preguntas que surgen frente a la indulgencia, sin embargo, es fundamental siempre procurar ir a la fuente para aclarar las dudas e inquietudes que esta gracia jubilar nos genere. 

Quienes deseen profundizar al respecto pueden ingresar a: 

 

El año jubilar nos invita a fortalecer nuestra relación con Dios, reconociendo el amor infinito de nuestro Padre que sale al encuentro cuando nos acercamos a Él, arrepentidos por el dolor del pecado a nuestra vida. Esta certeza de el amor inagotable que nos espera, es la motivación principal para buscar en este año santo, una de las gracias que nos comparte la iglesia cada jubileo: la indulgencia plenaria. 

En un primer momento para acceder a ella, es importante que fruto de un sincero examen de conciencia, nos acerquemos a la reconciliación y la eucaristía como gestos de quien toma el camino al Padre que ya nos espera.

En este artículo queremos compartirte algunos otros elementos de la relación entre el Sacramento de la Reconciliación y la Indulgencia plenaria.

¿Qué es la indulgencia plenaria?

La indulgencia es un don inestimable de la misericordia de Dios, una gracia jubilar que nos permite un encuentro personal con el amor infinito del Padre. Todos los fieles, independientemente de la condición de vida en la que se encuentren, están invitados a esforzarse para que la vida misma sea un testimonio de santidad. Por esta razón, la indulgencia alcanza al creyente el perdón de sus pecados, "la remisión de la pena temporal que de ellos queda". (CIC 1471) 

¿Cómo logramos la indulgencia plenaria?

Es fundamental que quienes deseen alcanzar la indulgencia tengan un profundo arrepentimiento de corazón y hayan celebrado el sacramento de la reconciliación. Además, deben participar de la sagrada eucaristía y comulgar, así como orar por las intenciones del Santo Padre.

Adicionalmente quienes hayan vivido alguno de los siguientes signos jubilares podrán recibir la indulgencia:

  1. Peregrinar hacia uno de los templos jubilares en la arquidiócesis de Bogotá participando de un momento de oración, celebración o reconciliación: Misa, Celebración de la Palabra de Dios, Liturgia de las Horas (oficio de lecturas, laudes, vísperas), Vía Crucis, Santo Rosario, El himno mariano del Akathistos o Celebración penitencial.

  2. Visitar devotamente cualquier lugar jubilar (individualmente o en grupo) y participar en un momento de adoración eucarística y meditación, concluyendo con el Padre Nuestro, la profesión de Fe e invocaciones a María.

  3. Obras de misericordia y penitencia:

    a. Ser signos de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven condiciones de vulnerabilidad, practicando las obras de misericordia (corporales y espirituales), especialmente en la visita a los enfermos, personas privadas de la libertad, ancianos en soledad, personas con capacidades diferentes, etc., peregrinando hacia Cristo presente en ellos.

    b. Asimismo, viviendo con espíritu penitencial el jubileo, acogiendo las prácticas de abstinencia que nos enseña la iglesia y practicando la abstinencia de distracciones banales (reales y virtuales) y de consumos superfluos. El dinero ahorrado de estas distracciones puede ser donadas a obras de carácter religioso o social.

    c. Dedicando tiempo libre a las actividades de voluntariado.

  4. Si algún fiel, por grave impedimento no puede participar, podrá recibir la indulgencia quien, ofreciendo sus sufrimientos o dificultades de vida, ore con fe el Padre Nuestro, la Profesión de fe, o cualquier forma de oración propia del año santo. 

También podemos pedir la indulgencia por nuestros fieles difuntos realizando las practicas presentadas.

¿Y tú cómo estas viviendo el Jubileo?

Autor:
AsistenteDES